Érase una vez un chico que, un día, por la noche, no podía dormir. Al día siguiente fue al colegio y veía imaginaciones y sus compañeros no hablaban con él.
Ese mismo día cuando se fue a dormir vio una sombra en el pasillo, empezó a gritar, pero nadie le contestaba. Fue al cuarto de baño a lavarse la cara para ver si era un sueño o no. Desde el espejo del cuarto de baño vio algo moverse por el pasillo, miró para atrás, y no había nadie; miró otra vez al espejo y encontró una chica ensangrentada acercándose más al cuarto de baño, volvió a mirar para atrás y encontró un cuchillo clavado en la puerta con una nota en el suelo. La nota estaba escrita con un tipo de tinta roja, se dio cuenta y era sangre, en la carta ponía:
-No mires al espejo, si lo miras te pasará los mismo que te está ocurriendo ahora mismo, estás advertido. Dentro de menos de 24 horas tu madre morirá. Después de 12 horas de la muerte tu padre morirá, y si pasa el tiempo tu muerte se acercará.
Todo esto le ocurrió al chico, fue a un psiquiatra, no le creyeron. Fue a su casa y encontró una familia viviendo en su casa, le extrañó que en su casa viviera otra familia.
Al cabo de menos de una semana falleció en un accidente, en el colegio nadie se acordó de él. Y a la familia que encontró viviendo en su casa le ocurrió algo similar a lo que le ocurrió al chico.
FIN
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